Nos dirigimos a todos vosotros, clientes, proveedores, gourmets, periodistas, amigos todos, para comunicaros que, después de 60 años detrás de los fogones y de 32 años al frente, primero de El Racó d’en Freixa y después del Freixa Tradició, Dori y yo, Josep Maria, hemos decidido iniciar una nueva etapa personal ya fuera de la primera línea de la restauración.
Así pues, queremos deciros que cerramos nuestro restaurante –Freixa Tradició– para disfrutar de nuestra jubilación, que creemos que ya nos toca después de tantos años y tanto esfuerzo.
Ha sido una larga y enriquecedora vida dedicada a nuestra pasión, la cocina y la sala; una vida que, creemos, ha marcado la historia de la gastronomía contemporánea de Barcelona, Catalunya y España. Con una estrella Michelin desde 1988, y con el salto adelante que significó la entrada en la cocina de nuestro hijo, Ramon –que siguió y amplificó nuestro trabajo-, la trayectoria del restaurante ha ido siempre unida al imparable movimiento de la vanguardia gastronómica.
En el 2009, Ramon, buscando nuevos horizontes, se fue a Madrid. Y los encontró. Ahora, con dos estrellas Michelin y un gran éxito internacional, no podemos evitar sentir un orgullo de familia que comenzó aquí, en El Racó, donde comenzó a volar. Fue entonces, con Ramon con un gran proyecto propio, cuando Dori y yo decidimos volver a la cocina de la tradición, a las bases de la cocina catalana que tanto hemos querido. Y abrimos Freixa Tradició, una visión estricta pero muy afinada del recetario catalán. En aquel nuevo camino también nos acompañó el éxito. Hasta ahora.
Por fin, pensamos que hemos cerrado nuestro círculo profesional, innovando primero, vindicando la tradición después y sabiendo que a nuestro hijo ya no hay quién lo pare.
Y cerramos. Ahora, disfrutaremos de la gastronomía desde el otro lado como cuando iniciamos los viajes gastronómicos con nuestros hijos, Maria y Ramon. Deciros, también, que nuestro establecimiento seguirá siendo un restaurante, con el proyecto de otros restauradores que no permitirán que la calle Sant Elies deje de ser destino gastronómico.
Añadir, finalmente, que ha sido un privilegio atenderos y cocinar para todos vosotros durante estos años. Y daros la gracias a todos por esta maravillosa vida que nos habéis regalado.
Un fuerte abrazo,
Dori y Josep Maria